Calder + Miró

São Paulo, Brasil.

Dentro de la vorágine cultural de São Paulo, capital latinoamericana del arte en cuanto a variedad y cantidad de eventos relacionados, destaca la presencia del InstitutoTomie Ohtake (ITO) que funciona desde 2001.

En su plataforma informativa se definen como un “instituto cultural dedicado a las artes visuales y sus intersecciones con la educación, la arquitectura y el diseño, siempre abiertos al diálogo con otros lenguajes y temáticas contemporáneas”, aspectos que en sus constantes exhibiciones dan cuenta fidedigna de esta filosofía.

El edificio fue construido bajo el diseño del arquitecto Ruy Ohtake (São Paulo,1938-2021), hijo de la artista Tomie Ohtake (Kioto, 1913 – São Paulo, 2015).

La dirección del instituto está a cargo del otro hijo de la artista Ricardo Ohtake (São Paulo, 1942) y la curaduría es gestionada por el también paulista Paulo Miyada (1985) quien asimismo se desempeña como curador asistente para Ámerica Latina en el Centre Pompidou de París.

Dentro del Arte Moderno estaría todo dicho y analizado, sin embargo existen posibilidades de nuevas lecturas variadas en algunos casos producto del cruzamiento de información de artistas que nos permiten un nuevo abordaje como es el caso de esta exhibición temporal que el ITO está llevando a cabo.

Las carreras tanto del español *Joan Miró (Barcelona, 1893-1983) así como la del americano *Alexander Calder (Pensilvania,1898 – 1976) son archiconocidas a raíz de los aportes que realizaron dentro de la Historia del Arte Universal y lo destacado de sus obras, sin embargo el análisis realizado a partir del vínculo entre ellos producto de la amistad así como la relación con Brasil, no es tan conocida y este guión curatorial a cargo del prestigioso crítico Max Perlingeiro (Río de Janeiro, 1940), provoca nuevas lecturas.

Calder+Miró es una exhibición que aporta un nuevo abordaje dentro del arte moderno. Ambos fueron artistas que se desempeñaron dentro del arte abstracto haciendo hincapié tanto en la obra inacabada así como en lo accidental a la hora de crearlas, manifestándose tanto en la pintura como en la escultura.

A Miró lo tenemos mas presente dentro de la pintura y a Calder lo relacionamos mas con sus esculturas móviles que le han dado mayor protagonismo.

La historia se remonta a 1928 momento en el cual estos artistas se conocieron personalmente en París en una exposición titulada Cirque Calder cuando fueron presentados.

Ambos ya gozaban de reconocimiento por parte de la crítica y Miró era considerado como uno de los pintores surrealistas más importantes dentro del ámbito europeo.

A partir de ese momento comenzó a gestarse una amistad que durará hasta el final de sus vidas.

Eran muy distintos, pero ello no fue un obstáculo para cultivar el vínculo entre ambos.

Joan Miró era tímido e introvertido, mientras que Alexander Calder era todo lo contrario.

De acuerdo a Miró, fueron sus almas las que se amigaron aspectos que llevaron a que también las familias de ambos se hicieron muy unidas.

Alexander Calder se enamoró de Brasil a partir de sus tres viajes que realizara a este país y la samba fue un facilitador de ello, música que también influyó en la creación de sus obras con posterioridad, donde el movimiento de las mismas está vinculado en parte a ello.

Entabló lazos y amistades con los brasileños donde tuvo oportunidad de relacionarse con artistas locales como fue el caso del arquitecto Oscar Niemeyer (Río de Janeiro, 1907-2012), quien lo recibiera en Brasilia en 1959 y a quien luego le hará una escultura homenaje la cual está emplazada en el parque de esculturas de la Fundación Pierre Gianadda, en Martigny, Suiza.

En 1939 expuso cuatro obras en en el Salao de Maio de São Paulo, muestra que comenzará a crear efectos dentro del arte brasileño.

Sin embargo fue a partir de una instancia en los Estados Unidos donde en 1944 conoció a los brasileños, al escritor y crítico de arte Mario Pedrosa (1900-1981) y al arquitecto Henrique Mindlin (1911-1971), quien se convirtió en el gran promotor de su obra.

Luego de ello Calder viajó finalmente a Brasil en 1948 y realizó una importante exposición en el edificio modernista del Ministerio de Educación, diseñado por un equipo de jóvenes arquitectos brasileños bajo la coordinación de Lúcio Costa (1902-1998) y la guía de Le Corbusier. (1887-1965), contenedor que asimismo generaba un aspecto adicional y complementario a la muestra.

Con posteridad Calder realizó una exposición en el Museo de Arte de São Paulo y participó en la II Bienal de Sao Paulo llevada a cabo en 1953 la que fuera denominada la “bienal de Picasso” a raíz de la exhibición del Guernica y otras obras del malagueño.

Joan Miró nunca vino a Brasil sin embargo participó en la Bienal de São Paulo de 1983 y sus obras se vinculan con las de Calder no solo a través de la abstracción sino también a partir de los colores, aspectos que se pueden apreciar en esta muestra donde las obras conversan unas con otras.

A este vínculo entre Calder y Miró, el curador Perlingeiro lo llama en forma acertada “la estética de la amistad” donde ambos se retroalimentan habiendo recibido Miró de forma indirecta influencias también de Brasil y de la samba a la vez que ambos a partir de entonces influirán dentro del arte brasileño a partir de la década de los 40.

Asimismo Miró fue amigo del poeta y diplomático João Cabral de Melo Neto (Recife, 1920-1999) quien también lo acercó al espíritu brasileño.

La muestra Calder+Miró fue concebida en la Casa Roberto Marinho en Río de Janeiro en 2022 y cuenta con los análisis de investigación de

Paulo Venancio Filho, Roberta Saraiva y Valeria Lamego.

Las obras provenientes de cuarenta coleccionistas tanto privados como institucionales, entre las cuales se encuentran las de Karin y Roberto Irineu Marinho, colman las salas de ITO dentro de un orden que permite recorrerlas con el aire acorde y necesario para percibir el acercamiento entre ambos artistas permitiendo también a los espectadores a la asimilación mas efectiva de estos grandes artistas que solemos ver en los museos del hemisferio Norte.

Un aspecto también a destacar es la presencia de pinturas de Calder así como la de otros artistas brasileños que fueron incluidos por esta dupla.


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