Rembrandt van Rijn (Leiden, 1606-1669) es un artistas ineludible.
Su nombre está asociado automáticamente al arte, fundamentalmente a partir de sus retratos cargados de claroscuros, de forma casi que inconsciente. Su nombre habita nuestra básica información cultural como ocurre con Picasso.
Hacer referencia a un artista obliga a considerar su tiempo y espacio, a considerar lo que hoy día llamamos geopolítica.
Los Países Bajos tuvieron su momento de gloria durante casi todo el siglo XVII en lo que se denominó la Edad de Oro, similar al Siglo de Oro de España, aunque durante un período de tiempo más acotado que transcurrió desde el 1602 hasta 1672.
Los Países Bajos estaban de moda y la creación de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales determinó el despegue económico del país.
Esta Compañia surcó casi todos los mares del mundo acarreando mercaderías exóticas que llegaban a manos de las altas clases de la burguesía, ávidos de poder y protagonismo.
Su Bolsa de Valores fue creada en 1602 y fue la primera en actuar en el mercado bursátil. Asimismo el arte holandés supuso el arranque del futuro mercado artístico internacional tal y como lo entendemos hoy día.
Cabe destacar que a diferencia de España, que atravesaron la Contrarreforma, los Países Bajos eran calvinistas y las temáticas artísticas eran de otra índole diferente a la católica. Tampoco existía el poder eclesiástico, ni la realeza y los lugares sociales de prestigio estaban ocupados por los ricos mercaderes.
A pesar de ello, el pintor holandés, representó varias escenas bíblicas de forma magistral como es el caso de La cena de Emaús de 1628 y El retorno del hijo pródigo, pintado entre 1661 y 1669.
En ese contexto de holgura económica es que Rembrandt va a llevar a cabo su carrera.
De su ciudad natal, se muda a Amsterdam atraído por la amplia demanda de obras de arte.
Los neerlandeses adquirían todo tipo de obras como pinturas, esculturas, alfombras, o bulbos de tupilanes que provenían de Turquía a precios siderales trepando en algunos casos cotizaciones a la par que algún palacio.
Rembrandt alimentó su espíritu comercial y social donde fue escalando socialmente a partir de su boda con una rica joven que le proveyó un lugar dentro de la alta sociedad de Amsterdam.
Se convirtió en un gran coleccionista hasta que a ocho años de su boda, en 1642, su joven esposa pierde la vida producto de la tuberculosis.
Desde ese momento su vida económica se convirtió en un debacle, a la misma vez sus obras iban ganando en contenido y creatividad.
Con posterioridad a su viudez, vive en concubinato con una de sus asistentes con quien tiene una hija, Cornelia, lo que le generará el rechazo de la sociedad calvinista quienes eran sus clientes.
A partir de allí, Rembrandt luego de batallar, se revela contra la sociedad y deja de trabajar para ellos, comenzando a pintar para sí mismo logrando obras que serán motivo de inspiración dos siglos después a los artistas románticos del siglo XIX.
En 1640 recibe su principal pedido que concluye en 1642 logrando una obra maestra como es el caso de “Ronda nocturna” que hoy día ocupa la sala principal del Rijksmuseum de Amsterdam, la cual se ha convertido en un emblema nacional mas allá de que estuvo dos siglos desconsiderada.
Abordar la obra de Rembrandt implica en forma obligatoria considerar su vida privada.
Recorrer los cincuenta autorretratos que se conservan entre los más de cien que efectuó, nos da la posibilidad de entender su vida casi que de modo autobiográfico.
Sus miradas apuntan directamente al corazón del espectador.
Y es que Rembrandt no retrataba fisonomías sino los aspectos psíquicos de cada persona como lo hizo en cada uno de los 16 arcabuceros a quienes retrató en “Ronda nocturna”, más allá del descontento de los mismos quienes no se vieron representados como esperaban.
El crítico de arte canadiense- americano, Robert Hughes lo ha catalogado como el “gran fotógrafo del rostro humano”.
Rembrandt retrató la vida de ciertos santos, a través de los rostros de sus vecinos incluyéndose él mismo en algunas ocasiones como es el caso de Pablo de Tarso, demostrando que los santos también habían sido pecadores.
Una de las noticas más recientes de este gran maestro que sigue asombrándonos día a día, es la reconstrucción de “Ronda nocturna”, obra que había sido recortada para ser colocada en un lugar donde no entraba .
En 2019 la obra recuperó su completa dimensión a través de un programa fotográfico que logró recrear las partes faltantes.
También Rembrandt ha sido noticia a partir de la obra “El abanderado”, pintado en 1636, el cual la familia Rothschild ofreció en venta al gobierno holandés por 175 millones de euros.
25 millones los aportaría el Rijksmuseum y el saldo provendría del las arcas del estado holandés, pero el problema radica en que esa suma del Estado proviene de un paraíso fiscal ubicado en las Islas Cook para evitar impuestos.
O sea que el artista neerlandés nos continua sorprendiendo y que hay Rembrandt para rato!




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