Arq. Rodolfo López Rey

Uruguay.

Este libro llegó a mis manos en un momento muy oportuno en el cual me estaba interesando en la gestión del coleccionista y arquitecto Rodolfo Lopez Rey.

Fue a partir del gesto del arquitecto y artista Eduardo Mazzeo (Montevideo, 1966), que forma parte de la edición del libro a través de sus fotografías, quien me lo obsequiara.

Asimismo cuenta con relatos de los también arquitectos Rafael Lorente Mourelle (Montevideo,1940) y Pablo Frontini.

La arquitectura en nuestro país ocupa un lugar destacado en nuestras composiciones urbanísticas, pero sin embargo poco conocimiento y respeto le tenemos como sociedad a la misma.

Producto de la creación de la nación y con toda una historia de arte europea que nos antecedía, Montevideo fundamentalmente, así como ocurriera con Buenos Aires, fue foco de atención de muchos arquitectos dispuestos a construir dentro de los paramentos de ciudades que se perfilaban como nuevas urbes colonizadas por europeos.

Es a partir de la segunda década del siglo XX que Uruguay celebrabando sus primeros 100 años, se ocupara de engalanar su capital.

Fue así que varios emisarios del gobierno fueron enviados a Europa para comprar obras de arte con el fin de distribuirlas por la ciudad a tono a sus pares europeas.

A partir de esas incitativas es que se pueden ver varias esculturas diseminadas en distintos lugares públicos de la ciudad que no condicen con nuestra historia siquiera y que desconocemos no solo sus orígenes así como su significado.

El regreso a Montevideo de Joaquín Torres García (Montevideo, 1890-1949) en 1934 propulsó el desarrollo de las artes visuales donde la arquitectura ocupaba el principal lugar. Su Universalismo Constructivo, movimiento que tuvo repercusión en toda América, comenzó a ser asimilado como parte de nuestra cultura y mas allá de que el artista no gozó de toda la aceptación dentro del ámbito artístico, siendo uno de nuestros artistas con mayor injerencia internacional, su obra se vio reflejada no solo en obras de arte de sus alumnos sino que también en construcciones arquitectónicas y el arquitecto Rodolfo López Rey (Montevideo, 1932-2023) fue uno de sus seguidores.

Este profesional que ocupó un destacado lugar dentro de los albores de la arquitectura, tuvo una excelente formación artística que lo fue tallando cual pieza escultórica.

Habiendo cursado su carrera universitaria en Montevideo y sumado a varios viajes a Europa, López Rey se fue convirtiendo en un referente dentro de la arquitectura llegando a ocupar el lugar de crítico dentro de su profesión.

A partir de los años sesenta del siglo XX, la arquitectura internacional sufrió una gran irrupción muy ecléctica opuesta a la modernidad, cargada de multiplicidad de referencias que López Rey supo visualizar.

Producto de una beca que le otorgaran se traslada en 1963 a Milán donde va a estudiar durante un año prefabricación y cálculo matemático de probabilidades de encuentro de piezas.

Allí se va a dejar influir por la arquitectura clásica donde Andrea Palladio, dentro de sus admirados, ocupara un lugar preponderante dentro de la historia de la arquitectura internacional.

Luego de finalizar sus estudios, López Rey viaja por Europa llegando conocer al artista argentino Tómas Maldonado quien estaba al frente de la Escuela de Ulm, la que fuera la continuación de la Bauhaus luego de que esta última fuera clausurada.

Fue la arquitectura mediterránea la que mas le impactó al arquitecto y Ostuni, ubicada en la Puglia italiana fue la ciudad que mayor influencia le causó, amén de varias islas griegas.

López Rey gozó del reconocimiento y respeto de sus pares como Luis García Pardo, Leonel Viera, Alberto Muñoz del Campo, Ramón González Almeida, y Raúl Sichero quien lo definió como el arquitecto del don de la proporción.

En 1959 se recibe de arquitecto y enseguida se asocia a Guillermo Gómez Platero con quien compartirá estudio por mas de veinte años hasta el momento en que se dedica a trabajar en forma independiente.

López Rey logró construir un estilo propio a la vez que novedoso.

Sus obras deberían de ser incluidas dentro del Patrimonio Nacional aunque algunas lamentablemente han sido modificadas, damnificadas mejor dicho, por sus sucesivos propietarios quienes no entendieron el valor creativo artístico de las piezas como deberían de ser consideradas.

Punta del Este reúne varios de sus principales edificios, dentro de los cuales podemos citar la mas emblemática como fuera su casa en Rincón del Indio llamada “Ahel” construida en 1962 en forma independiente al Estudio, de la cual lamentablemente se su formato original queda muy poco.

Con posterioridad y ya integrando el Estudio Gómez Platero – Lopez Rey, va a diseñar la casa “Socaire» y la construida para el fotógrafo “Pepe Súarez” ambas de 1961, la casa «Son Pura»,1962, “Poyo Roc”, 1964, “La Caldera”, 1965 y el “Edificio Puerto”, todas pertenecientes a la década de los 60 .

Algunos de estos proyectos fueron exhibidos en la muestra “Latin America in Construction” que realizó el MoMA en Nueva York en 2015.

Por otro lado también ubicados en Punta del Este podemos mencionar los edificios el Yacht, el Remanso, Paz Marina, todos edificados en 1972, Arrecifes, 1974, Lobos y Varadero, 1975, Recalada, 1977, los cuatro edificios que conforman Malecón, 1980, El Monarca, 1978, el complejo “Puerto del sol” integrado por los edificios “Galeón”, “Goleta” y “Fragata”, entre otros de reconocida importancia.

La Torre Gattás fue el último proyecto que realizara en sociedad con Gómez Platero en 1980.

Por su lado en Montevideo podemos mencionar de vital destaque el edificio “Corrientes”, 1960, “Finisterre”, 1963, “Santa Michelle”, 1966 todos ubicados en el barrio Pocitos.

También cabe considerar al edificio que alberga la Alianza Francesa construido en 1967 ubicado en la zona céntrica de la ciudad,

Su afán hacia la pintura adquirido tanto en sus viajes al exterior como en Montevideo, así como su estrecha relación con la modernidad europea y norteamericana, lo llevó a incorporar sesgos artísticos en sus diseños arquitectónicos.

A medida que nos vamos trasladando por la rambla Dr. Claudio Williman de Punta del Este hacia el puerto, vemos una serie de edificios que fueron diseñados por él en los cuales se perciben rasgos artísticos que fue incorporando claramente influenciado por el TTG.

Joaquin Torres García con posteridad a su larga residencia entre Europa y los Estados Unidos, va a lograr integrar la modernidad europea vanguardista de la cual era un fiel representante, con la cultura proveniente de los indoamericanos de la región, aspecto que logró transmitir a los arquitectos de la segunda mitad de siglo XX entre los cuales podemos citar a Raúl Sichero, Luis García Pardo, Walter Pintos Risso, Mario Payssé Reyes, Rafael Lorente Escudero y Miguel Amato.

A falta de museos en Uruguay, poder apreciar estas obras arquitectónicas, es un aliciente que denota la presencia de la Historia del Arte en nuestro país.

Concomitantemente a su carrera, López Rey se fue dejando seducir por los artistas de los alumnos del Taller Torres García (TTG) entre los cuales podemos nombrar a José Gurvich, Manuel Pailós, Julio Alpuy y Gonzalo Fonseca entre otros.

Pero su interés y sensibilidad hacia al arte contemporáneo lo llevó a relacionarse con varios otros artistas y poco a poco fue conformando una colección de arte que terminó siendo referencial dentro de nuestro medio y que al final de su vida y no habiendo tenido hijos la donó al Museo Gurvich de Montevideo.

La primera pintura que López Rey adquirió fue en 1958. Llamada “El rey azul” fue pintada por Vicente Martín (1911-1998) con quien tuvo una gran amistad lo que lo llevará a adquirir varias pinturas del artista siempre a través de su representante, convirtiéndose en su principal coleccionista.

También se dejó guiar por el galerista Kurt Speyer de Galería Bruzzone quien le vendió varias obras.

Su colección está conformada por obras de mas de 30 artistas entre los cuales podemos nombrar a Joaquín Torres García, José Gurvich, Pedro Figari, Rafael Barradas, Carlos María Herrera, Julio Alpuy, Gonzalo Fonseca, Wifredo Díaz Valdés, Jorge Damiani, Edgardo Ribeiro, Cecilia Brugnini entre otros tantos.

Este libro es una fuente de información de la arquitectura nacional así como del arte de mediados de los años sesenta del siglo pasado.

No faltan interesantes relatos así como la participación de otros actores de la época algunos amigos de López Rey como fuera el caso de su colega Mariano Arana.

Esta idea de difundir la labor de nuestros arquitectos es digna de ser elogiada.

Artistas, como también le podríamos llamar a los arquitectos, están presentes están en nuestro diario vivir a través de sus obras las que lamentablemente no valoramos como deberíamos, en algunos casos modificados abruptamente e inclusive demolidos cuando deberían de ser considerados parte de nuestro patrimonio y protegidos como corresponde.

Es de desear que este tipo de iniciativa a través de publicaciones continue rescatando las obras de tantos otros arquitectos que integran nuestra nómina de celebres artistas.


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