Cuando vi el film hace unos años quedé impactado.

Las actuaciones de sus protagonistas bordaron los papeles, una mejor que la otra. ¿Quién puede olvidar a Nicole Kidman con su transmutación con aquella nariz que le maquillaron en el papel de Virginia Woolf, papel con el cual fue galardonada con el Oscar a mejor actriz? . No menos magistral la participación de Meryl Streep como Clarissa Vaughan en 2001 en New York o la grandiosa Julianne Moore en el papel de la Sra. Laura Brown en 1949 en Los Ángeles.

Una historia de lo más compleja en su elaboración donde una va surgiendo a partir del relato histórico que la escritora va desarrollando en la novela Mrs. Dalloway en Londres en 1923, historia que se va sucediendo en tres diferentes épocas del siglo XX , una retroalimentando a la sucesiva.

En un devenir guiado por las emociones y los momentos de cada una, se van entremezclando las historias de aquellas tres mujeres con un sesgo particular que las hermana a todas, a raíz de sus vidas difíciles, incomprendidas, desafiantes de llevar adelante, lo que las transforma en grandes luchadoras, una con más éxito que la otra, pero valientes al fin.

Salí maravillado de la sala, aturdido en el buen sentido, envuelto en un halo de misticismo ya que me había entregado en cuerpo y alma a la historia durante el desarrollo fílmico. Luego, indudablemente, la he vuelto a ver en más de una ocasión.

Al poco tiempo me encontré con la novela que inspiró dicho film escrita por el norteamericano Michael Cunningham (1955) y evidentemente me lo compré enseguida. Sentía mucha curiosidad en saber cómo se podría escribir esa historia y que la misma fuera asimismo entendida tratándose  de una obra tan compleja.

No me gusta leer los libros luego de ver  las películas pues nuestra imaginación se condiciona. Mejor dicho, no me gusta ver el film antes de haber leído el libro. Al pensar en Virginia Woolf vemos a Nicole Kidman y dejamos poco espacio, por no decir nada, para nuestra imaginación para recrear la historia. Es por ello que decidí esperar unos años antes de leerla para poder olvidarme pero fue en vano. Una pena!

De todas formas la retórica narrativa de Cunningham es exquisita, con un detallismo de personajes y fundamentalmente de situaciones muy al estilo de la Woolf mezcla con la narrativa rusa del sXIX, pero para nada pesado como pueden resultar en algunos casos estos últimos a la hora de describir circunstancias emotivas. Parece que pintara la escena  y con apenas unas pinceladas nos describiera el ámbito en el cual se desarrolla la obra.

La temática tampoco es fácil. Nada menos que la incomprensión del ser humano analizado desde el punto de vista de cada uno. Esa complejidad que a los ojos de terceros se ve tan fácil pero que tan difícil nos lo hace a cada uno.

Personas que escapan de la realidad que les toca vivir, que parecieran haber nacido en el siglo equivocado, roles que nos sobrepasan por mas simples y básicos sean como el hecho de poder llevar adelante un matrimonio, o ser padre entre otros.

Y esas horas a que hace alusión el título de la novela, horas tediosas que nos obligan a sobrevivir en la lucha por sobrevivir en algunos casos detrás del éxito que en su mayoría son fracasos por más que nos esmeremos en decir lo contrario producto de las exigencias de una sociedad post moderna de éxitos aparentes. Así como el esfuerzo que debe de hacer uno para sonar natural, como dice el relato.

“Una y después otra y uno logra sobrevivir a esa y después hay otra, dios. Estoy tan cansado”.

Ese permanente escape que muchas veces buscamos a través de los libros para que nos alejan de la realidad que nos toca vivir. El tormento de una persona como fue el caso de Virginia Woolf, con su inestabilidad emocional continua, con una inseguridad en tantos planos distintos atada a un papel que no era el suyo. Y no menos triste , el rol del otro que le cuida, en este caso su marido, que por su bien trata de mantenerla dentro de un esquema donde vela por su seguridad.

Todos sabemos lo que sufrió la Woolf y lo magistralmente que transcribió sus inestabilidades en diferentes historias cómo es el caso de la Sra. Dalloway que alimenta esta historia de Cunningham.

Dicho personaje sale de la novela y va tomando cuerpo, que luego Cunningham va mezclando concomitantemente en otras situaciones con el resto de los integrantes de la historia.

Pocas veces he visto una historia tan compleja y creativa, pero en este caso  la película a diferencia de la mayoría de las veces, colma las expectativas del lector.

He leído otros libros de este escritor buenos al fin, pero no con esta complejidad tan particular donde nos roba el timón de nuestra vida para hacernos navegar a su aire permitiéndonos sentir fuera de control sensaciones diversas. La trama nos produce sensaciones, nos adentra en las historias personales de los tres personajes y nos permite tomar parte de la misma con un sentido de comprensión y solidaridad con todos sus actores.

Nos embelesa, nos seduce y conmueve pues logra crear un estado catártico para que podamos comprender las vicisitudes de estos personajes atormentados por sus vidas. Tres mujeres incomprendidas, conflictivas consigo mismas, con un perfil bisexual que la sociedad les condena.

Una historia imperdible de leer para quienes no la hayan hecho y una película que se deja ver tantas veces como se nos cruce por la vida.

“Aun hay que comprar las flores. Clarissa finge exasperación (aunque adora hacer estos mandados), deja a Sally limpiando el baño y sale corriendo, no sin antes prometer que estará de vuelta en media hora.”