Este libro publicado en 2016, no es ni novela, ni cuento, ni ensayo. Simplemente es lo que es.
Desde el momento en que te adentras en sus páginas no podes soltarlo hasta acabarlo.
Es una experiencia espiritual donde pareciera que el autor se adentrara en nuestro plano íntimo, a veces desconocido por uno mismo. Podríamos decir que aborda nuestra alma, por qué no apunta a nuestra mente y nos guía a través de provocarnos emociones y sensaciones.
Yo creo que aún no nos conocemos cabalmente pues hay algo más que mente y espíritu que habita nuestro ser y que no sabemos dónde se aloja siquiera.
No recuerdo de qué va la historia, ni creo que la pude verbalizar cuando lo leí, pero sí tengo presente en el trance en que quedé luego. No me podía mover del sofá. No sabía lo que había leído pero estaba en el limbo.
Creo que Alessandro Baricco (Turín, 1958) escribe poesía sin serla. Al menos provoca lo mismo luego que leemos un poema: difícil contarlo literalmente pero consciente de que dio paso a emociones, encuentros y desencuentros en nuestro interior, llámese alma, espíritu o como quiera se denomine.
Sensaciones que también forman parte de nuestro ser y habitan nuestra memoria que no es precisamente la mental.
He leído que tenemos diferentes tipos de memoria que no sabemos bien en qué parte del cuerpo las almacenamos.
Creo que allí radicará siempre la diferencia entre el ser humano y el mas perfecto robot. Hay cosas que sentimos, que conforman nuestro ser y que afloran no cuando queremos sino cuándo las provocamos.
Para mí la poesía es la mayor composición no solo literaria sino creativa que eleva al hombre a dimensiones desconocidas, a veces imperceptibles, impalpables.
Lamento no tener el gusto de leerlas. Lo extraño es que sí me gusta escucharlas, qué me las lean. Eso siempre se lo decía a Lil Betina Chouhy cuando nos deleitaba recitándolas en voz alta. Yo quedaba anonadado, en “sintonía alfa”, por decirlo de alguna forma.
Seda es un poema escrito en otro formato.
Salve Baricco!
Deja una respuesta