La presencia y participación de los mecenas de arte a lo largo de la historia a partir del Renacimiento, ha sido vital y necesaria.
Al referirnos a los mecenas incluimos críticos, galeristas, curadores así como coleccionistas, figuras que promocionan la actividad artística mas allá de las miradas fugaces del espectador, apostando al desarrollo de las corrientes de arte así como de los artistas.
A pesar de que hoy día la figura de los críticos se ha desdibujado, su actuación es cada vez más útil y necesaria, mucho más aun a partir de la posmodernidad que dio comienzo en las últimas dos décadas del SXX.
El ámbito artístico se ha vuelto más democrático a la vez que confuso. Sin parámetros claros y objetivos delineados, cada espectador interpreta las diferentes propuestas sin tener claro una consideración universal, global y formada, que lo ayude a discernir el trabajo creativo.
Europa en el SXX ha contado con la actuación de algunos mecenas sin los cuales nos hubiéramos privado la oportunidad de apreciar y valorar artistas así como corrientes de arte, que a lo largo del tiempo se han destacado.
Dentro de los mas nombrados, desde la vanguardia europea, se encuentran entre otros los siguientes:
Louis Leroy (Francia, 1812-1885)
Nadar (Francia, 1820-1910)
Anna Boch (Bélgica, 1848-1936)
Johana van Gogh Bonger (Holanda, 1862-1935)
Ambrois Vollard (Francia, 1866-1939)
Daniel-Henry Kahnweiller (Alemania,1884-1979)
Joshep Dalmaud (España, 1867-1937)
Louis David Vauxcelles (Francia, 1870-1943)
Gertrude Stein (Estados Unidos, 1874-1946)
Wilhelm Uhde (Alemania, 1874-1947)
Gabrielle Münter (Alemania,1877-1962)
Hermann Rupf (Suiza,1880-1962)
Harry Torczyner (Bélgica,1910-1998)
Erich Marx (Suiza,1921)
Ernst Beyeler (Basilea,1921-2010)
Charles Saatchi (Irak, 1943)
Wilhelm Uhde (Friedeberg in der Nuemark,1874-1947) fue galerista, escritor y marchante, dedicado a la comercialización de las obras de los impresionistas y cubistas, destacándose por su apuesta inusual de los pintores “naïfs» o mal llamados ingenuos.
Prestó especial atención a este grupo que estaba relegado, refiriéndose a ellos como “primitivos modernos” o “pintores de sagrado corazón”.
Udhe poseía un talento especial para captar el valor de las obras de los artistas, convirtiéndose en uno de los mayores descubridores de talentos en el Paris de las vanguardias.
Comenzó su vida adulta como académico de derecho en Dresde, antes de cambiar para estudiar historia del arte en Munich y Florencia. En 1904 se muda a París convirtiéndose en uno de los primeros entusiastas en reconocer la importancia del cubismo, iniciándose como coleccionista, marchante y crítico de arte .
Le compra su primera obra a Pablo Picasso en 1905 y le encarga un retrato suyo que le realiza en 1910.
En París abrió una galería ubicada sobre la calle Notre Dame des Champs en Montparnasse con obras de Georges Braque, Sonia Delaunay, Raoul Dufy y el fauvista francés Andre Derain.
Gertrude Stein, coleccionista e influyente en la vanguardia, figuraba entre su círculo de amigos.
Su apartamento ubicado en Ile Saint-Louis, era centro de reunión de artistas asistiendo entre otros, George Braque y Pablo Picasso.
Uhde fue quien realizara la primera retrospectiva póstuma del mas importante artista naif Henri Rousseau de quien había escrito una monografía en 1911.
También escribió una biografía sobre Vincent van Gogh.
Trabajaba en forma conjunta con el galerista Daniel-Henry Kanhweiler, a quien abordaremos en otra nota, y los hermanos Stein, todos atentos a la movida artística.
Su vida estuvo asediada entre su homosexualidad y su nacionalidad alemana que le llevaran a regresar a su país durante la I Guerra Mundial, momento en el cual su colección fue expropiada y rematada en subasta pùblica en 1914.
Tuvo un matrimonio de conveniencia con la pintora Sonia Terk para evitar su deportación durante dos años al tiempo que convivía con su sirviente y amante. Mantuvo una relación sentimental con el también pintor Helmut Kolle.
En 1928 realizó la primera muestra de artistas naif con la participación de Henri Rousseau, Séraphine Louis, Camille Bombois, André Bauchant y Louis Vivin, presentándolos como “Pintores de sagrado corazón”.
El Museo de Arte Moderno de Paris, en 1948 inauguró una sala con su nombre.
El arte naif ha estado siempre mal considerado por tratarse de artistas que no se dedicaban a la pintura como actividad principal y no tenían formación académica.
Pintores domingueros, también se les ha dicho en forma peyorativa. Sin embargo lejos estaban los intereses de estos artistas en sus comienzos de ocupar dicha categoría.
Dentro de este grupo de artistas se destacaron Henri Rousseau llamado El aduanero Rousseau, Louis Vivin (1861-1936), André Bauchant (1873-1958),Jean Eve (1900-1968), Dominique Peyronnet (1872-1943) y Seraphine Louis.
Henri Rosseau (1844-1910) es el principal representante de este grupo. En su obras se condensa todo el arte naif con las características típicas de la corriente. Contornos definidos, falta de perspectiva, colorido extraordinario, minuciosos detalles acompañado de una gran potencia expresiva forman parte de esta modalidad de pintura.
Rousseau era autodidacta y su producción coincidió con el apogeo del impresionismo.
La perspectiva fue un gran legado desde el Renacimiento difícil de eludir hasta la participación artística de Paul Cezanne. Rousseau logró liberarse de las limitaciones impuestas por la perspectiva también, lo que produjo el alago de varios colegas suyos.
Luego que se jubilara en su profesión de aduanero que desempeñó en el puerto de San Nicolás sobre el rio Sena, en 1893 y con casi 50 años, se dedicará de lleno a pintar.
«La encantadora de serpientes”, 1907 es una obra suprema dentro de su producción.
Sus pinturas representan selvas tropicales exóticas que Rousseau nunca conoció. Para ello se inspiraba en los relatos que escuchaba decir a los soldados franceses que habían combatido en México en apoyo al emperador Maximiliano y que luego complementaba con visitas a los jardines botánicos de Paris.
A diferencia de Paul Gauguin, no necesitó viajar fuera de la ciudad para inspirarse en ámbitos bucólicos y extravagantes.
Mientras que Gauguin buscada su fuente de inspiración afuera, Rousseau la logra a través de una camino de introspección contemplando la naturaleza de forma simbólica.
Sus junglas transmiten un extraño grado de irrealidad y fantasía. Mas que ver, el espectador siente.
Expuso en varias oportunidades en los salones de los independientes.
Vassily Kandinsky, Pablo Picasso, George Braque, Georges Seurat, Paul Signac, Robert Delaunay, Fernard Leger y Paul Gauguin eran grandes admiradores de su obra.
“Retrato del artista con lámpara” y “Retrato de su segunda esposa” fueron adquiridos por Robert Delaunay y luego por Pablo Picasso.
También Kandinsky queda fascinado con su obra y junto con quien fuera su compañera, la pintora Gabriel Münter, adquieren obra suya.
Wilhelm Uhde fue el primer biógrafo de Rousseau y en 1911 en su monografía comentó: “Rousseau encara la naturaleza como un niño. Para él, la naturaleza es cada día un elemento nuevo, del cual ignora las leyes. A su forma de ver, tras los fenómenos existe algo invisible que es, por llamarlo de alguna manera, lo esencial.”
También el despiadado crítico Louis Roy que había arremetido contra la obra de los impresionistas, relator de Mercure de France, hace referencia a la obras de Rousseau como un “valiente intento simbólico” a través de una innovadora “extrañeza” de pintar.
Seraphine Louis (Arsy,1864-1942) fue una artista que no logró el reconocimiento durante su vida a excepción de la otorgada por Whilhelm Uhde quien supo apreciar sus trabajos y le compró varias obras.
Conoció su obra en 1912 en casa de unos amigos suyos en Senlins donde ella trabajaba como sirvienta y quedó deslumbrado a primera vista.
Seraphine fue una mujer con una dura vida, dedicada a trabajar como sirvienta así como también estuvo en un convento donde se había decidido a consagrarse a Dios como monja, cosa que no logró por oposición de las hermanas del lugar que no la veían afín.
Su interés artístico lo expresaba a través de la atención a temas floridos, productos de la naturaleza donde encontraba su fuente de inspiración.
Sus colores los lograba mezclando la cera de la velas de la iglesia con tierra extraída del cementerio, plantas y flores coloridas así como también haciendo uso de su propia sangre.
Sus trabajos se han mal clasificado como producto de una psicópata, rara y mística mujer sin atender el talento que poseía.
Poseía no solo el rótulo de loca sino también el de mujer.
Desde niña tenía visiones divinas hasta que a los 38 años recibe la visita sagrada del arcángel San Gabriel quién le indicara pintar “la gloria de Dios”.
A partir de ese momento, su paleta de colores cambia sustancialmente logrando matices hasta ese momento no conseguidos que usaba para representar las llamas de la hoguera.
Enfrentarse a una obra de Seraphine es sentirse observado por una naturaleza en plena ebullición que da cuenta de todos sus secretos y donde parece que nos hablara.
Luego de que Uhde regresara a Paris luego de la finalización de la I Guerra Mundial se desplaza hasta Chantilly en 1927 y allí renueva su relación con Séraphine después de un encuentro casual en una exposición de artistas locales en la ciudad.
Seraphine nunca pudo concretar una exposición individual en vida. Las idas y venidas de Uhde, producto de las guerras, interrumpieron las visitas que le hacía asiduamente lo que le llevó a sentirse abandonada cayendo poco a poco en un estado demencial que la llevará a la internación en un hospital psiquiátrico.
Pintó 200 cuadros aunque solo se rescataron 70. Los mismos están repartidos entre los museos de Arte de Maillol, el de Senlis, el Museo de arte Naif de Niza y el Pompidou de Paris.
Hoy día su obra se ha revisado y ocupa un lugar protagónico dentro de a historia del arte.
En 1986 Alain Vircondelet escribió la primera biografía de la artista, que publicó en 2008 bajo el título “Seraphine. De la pintura a la locura”
Martin Provost luego dirigirá la película basada en ese libro, que dará cuenta de su vida, lo que le ha servido para una mayor difusión pero aun hoy día, la pintora no ha logrado el protagonismo merecido.
A pesar del trabajo aun por realizar, sus cuadros se han cotizado. En 2012 una obra suya se venció en 260 mil euros.
El Museo Maillol de Paris, fundado en 1995 por Dina Vierny, modelo y musa del escultor Aristide Maillol (Banyuls-sur-Mer, 1861-1944), dio acogida a una importante muestra de artistas naif.
Ubicado junto sobre la Rue de Grenelle, el Museo Maillol alojó desde setiembre de 2019 y hasta febrero de 2020, la exposición “Del Aduanero Rousseau a Seraphine, los grandes maestros naifs, con el fin de proporcionarles una postura relevante dentro de la vanguardia europea.
Entre los artistas que se expusieron se encontraban André Bauchant, Camile Bombois, Ferdinand Desnos, Jean Eve, Dominque Peyronnet, René Rimbert, Louis Vivin, entre otros.




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