En la charla de esta semana hemos abordado la vida de una integrante del que fuera uno de los movimientos más importantes que ha tenido el arte internacional, como fue el grupo Der Blaue Reiter, cuna del arte abstracto.
Gabrielle Münter proveniente de una familia acomodada que le brindara una buena educación, a los 21 años viajó junto con su hermana con posterioridad a la muerte de sus padres, a Estados Unidos donde residieron durante tres años logrando una formación fotográfica que despertará su acercamiento al arte de forma profesional.
De regreso a Europa, se radicó en Munich, ciudad de realce cultural como lo fuera a finales del SXIX y principios del SXX.
La antigua capital de Baviera se había convertido en un polo de atracción artístico. Allí se había creado la asociación de artistas llamada Secesión en 1892, provocados en contra de posturas tradicionales del arte de las academias.
La densa sensación que se vivía en Europa antes de la I Guerra Mundial no era percibida de la misma manera en todos los países y Alemania fue tierra fértil para el surgimiento de los Expresionistas opositores a los Impresionistas que percibían otros matices de la Belle Epoque.
La primera manifestación en contra de las academias, sucedió dentro el grupo Die Brücke (El Puente) radicado en Dresden en 1905 con Ernst Ludwing Kirchner (1880-1938) a la cabeza, junto con otros artistas que se apoyaban en la postura filosófica de Friedrich Nietzsche (1844-1900).
Luego en el ferviente barrio Schwabing ubicado en Munich, nace el grupo Der Blaue Reiter (El Jinete Azul) en 1911, integrado por Vassily Kandinsky, Gabriel Münter, Franz Mark, Paul Klee y la pareja de rusos formada por Alexei von Jawlensky y Marianne von Werefkin quienes contaron con el apoyo vital de los galeristas Heirinch Thannhauser y su hijo Justin que serán motivos de otra nota.
La presencia de la profetisa Helena Blavatsky (1831-1891), conocida popularmente como Madame Blavatsky, integrante de la Asociación Teosófica, era un gran llamador para las personas desencantadas con el rumbo que estaba tomando Europa donde no encontraban consuelo en la religiones tradicionales.
Los teósofos creían en que el conocimiento de Dios se podía alcanzar sin la necesidad de la revelación divina así como también en la reencarnación de las almas.
El elemento detonante de la creación del arte abstracto, fue la asistencia al concierto de música atonal brindado por el director musical Arnold Schonberg, al cual asistieron el grupo de amigos conformado por Kandinsky, Münter, Mark, Jawlensky y Werefkin.
El concierto que resultó un fracaso para todo el público, fascinó a Kandisnky quien complementara sus ideas artísticas que venía procesando desde hacía tiempo.
La historia nuevamente y en forma injusta, ha relegado el aporte artístico de Gabrielle Münter (Berlín, 1877-1962), quien fuera pareja de Kandinsky durante 12 años hasta que este debió abandonar Alemania en 1914 por motivos de la I Guerra Mundial.
No solo le aportó afecto, más allá de que Vassily estaba casado con una prima que había dejado en Moscú, sino que le valió de sustento económico trabajando a la par hasta lograr las primeras obras de tenor abstracto.
La primera obra abstracta fue Composición IV de 1911, producto del descuido de Gabrielle que ordenando el taller, la apoyó en el piso al revés, motivo que iluminó y emocionó a Kandisnky quien cayó de rodillas frente a la obra cuando no la reconoció creyendo haber logrado su objetivo, la no figuración.
Siendo ambos muy inquietos, la pareja viajaba bastante y deslumbrados por el ámbito alpino de la ciudad de Murnau, Gabrielle compra una casa que se convertirá en el nido de amor y que tanto la inspiró en sus obras.
El último encuentro que tuvieron fue en 1916 en Estocolmo cuando Gabrielle se acercó para verle y en 1917 se entera por la prensa de que su prometido se había casado nuevamente, dando así por finalizada su relación.
La relación de la pareja nunca había sido estable pues Kandinsky actuaba de forma bipolar, un día prometiéndole amor eterno y el otro queriéndola apartar de su vida, pero Gabrielle siempre estuvo a su lado de forma incondicional.
A partir de allí, Münter cayó en una depresión que le llevó una década hasta tanto se pudo recuperar de la mano de su nueva pareja, el filósofo e historiador de arte, Joannes Heichner con quién vivió hasta el final de su vida.
La historia la recuerda como la gran salvadora de importantes obras del grupo Der Blaue Reiter, ya que logró esconder de las garras nazis mas de 400 obras de Kandisnky así como otras tantas del resto del grupo.
Con posterioridad donó el conjunto de obras al estado alemán, que integran el acervo del museo Lenbachhaus ubicado en Munich, pero a Gabrielle Münter no solo debemos recordarla como la salvadora de dichas obras, sino que su gran aporte artístico, como lo fuera también el de su amiga Marianne, dieron vida al gestación de un gran cambio de rumbo dentro del arte internacional, aunque ambas han pasado a un segundo plano.
En épocas revisionistas como las que estamos atravesando, vale la pena acercarse a sus trabajos y devolverle el esplendor artístico inherente, fuera del contexto de la relación sentimental que tuviera con quien se terminó llevando los laureles.




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