La Haya, Holanda.
Solo el hecho de visitar este museo justifica venir hasta La Haya, Den Haag en neerlandés.
A pesar de ser un museo de pequeñas dimensiones, cuenta con solo dos plantas de exhibición, la calidad de sus obras es enorme, así como la emoción de estar frente por frente a obras de tanto valor significativo en el mundo.
Dentro de su acervo se encuentran dos de las principales obras de Johannes Vermeer, como los son La joven de la perla y Vista de Delft, además de Diana y sus compañeros.
Pero también el museo, abierto al público desde 1822, posee obras del denominado siglo de oro neerlandés entre las cuales se encuentran pinturas de Frans Hals, así como de Rembrandt destacándose Lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, 1632 y Susana y los viejos, 1636.
De Rembrandt también Saúl y David , 1659, Retrato de viejo, 1667, así como el formidable Autorretrato pintado en 1660.
Sobre sus paredes recubiertas de coloridas sedas, destacan también pinturas del formidable Rogier van der Weyden, Rubens, Clara Peeters, Jan Brueghel el viejo, Ruisdael, Hans Holbein el Joven, entre otros.
Entre el 2012 y el 2014, el Mauritshuis estuvo cerrado por remodelación del edificio y restauración de algunas de sus obras, incurriendo en una inversión de 31 millones de euros aproximadamente volviendo a abrir sus puertas en 2015.
En dicha ocasión, los salones del palacio construido a mediados del siglo XVII, a instancias de quien fuera su propietario, el conde Johan Maurits, (1604-1679), gobernador holandés en Brasil, fueron restaurados respetando su ambientación de época.
Los tejidos de seda francesa utilizados para tapizar las paredes lo dotan de un charme especial, generando un escenario ideal para realzar sus obras.
Durante el período de remodelación del museo, algunas de sus principales obras, entre ellas La joven de la perla, viajaron en préstamo a la Frick Collection de New York, museo que debido a sus características similares, le proporcionó el lugar ideal para el lucimiento de las mismas.
Llama la atención el vínculo generado en casi todas las salas, creado a partir de la confrontación de las obras históricas con otras correspondientes al siglo XXI.
De esa manera, el Mauritshuis dirigido por la americana Emilie Gordenker (Princeton, 1965), quien también tiene a su cargo al museo Van Gogh, apuesta a la actualización de su discurso, generando nuevos vínculos de acuerdo a las actividades que obligan a mantener vigentes las salas museísticas hoy día.




Deja una respuesta