Elena Ferrante ha logrado visibilidad básicamente a partir de la película “La hija perdida” que se estrenó en 2021, interpretación de su novela llevada a la pantalla grande a través de la directora Maggie Gyllenhaal (New York, 1977).
La necesidad de lograr comprender esa película, ha llevado a los espectadores a indagar sobre la historia de la misma lo que nos condujo al libro homónimo.
No es fácil llevar a la pantalla las historias de Ferrante pues toca temas muy sutiles, esos que se leen entre líneas y que necesitarían un discurso tal vez más amplio para un film de no más de dos horas.
La película no hace honor al libro y tiene ciertas faltas. La directora se toma algunas libertades que tergiversan y perjudican el hilo conductor de la historia convirtiéndola en otra propuesta.
Pero una cosa nos conduce a otra y provocado por conocer a esta escritora, la abordé a través de este libro editado en 2020.
La vida de esta escritora es un misterio que maneja en forma similar el artista plástico Banksy, quien tampoco permite acceder a datos certeros sobre su vida personal.
Elena Ferrante sería un seudónimo y se cree que le corresponde a la traductora italiana Anita Raja nacida en Nápoles en 1953, casada con el escritor Domenico Starnone, hija de una judía polaca y un napolitano. También hay información de que podría haber nacido en 1943.
La novela La vida mentirosa de los adultos, “se lee sola”.
El título de por sí resulta muy provocador.
La primera frase atrapa al lector sin darle otra opción que continuar leyéndolo.
Quise ojearlo antes de comenzarlo y cuando me di cuenta ya iba en el segundo capítulo, mal sentado en el borde de la cama y casi en penumbras.
Ferrante es una filósofa de la vida cotidiana que usa palabras y términos nada académicos, sino todo lo contrario. A través de detalles, diálogos y observaciones simples del diario vivir, va tejiendo historias que nos van haciendo partícipes involucrándonos casi como un protagonista mas.
Me atrevo a decir que transita el mismo ámbito del arte contemporáneo donde no hay arte sin la participación del espectador, en este caso el lector.
No dice nada, pero dice mucho.
A través de observaciones cotidianas, Ferrante va suministrando información de densa complejidad no por su difícil entendimiento, sino por la sutileza de las provocaciones que alimentan la imaginación del espectador.
Su narrativa es muy atrapante, muy seductora, con historias comunes, de aquellas que han existido desde el comienzo de la aparición del hombre sobre la faz del planeta. En esos detalles, creo que es donde radica la genialidad de su retórica que nos remite a escritores referenciales dentro de la literatura internacional.
En esta caso la novela versa sobre la vida de dos hermanos que luego de muchos años sin tener conocimiento uno del otro por razones personales, se vuelven a cruzar sus caminos a partir de que la hija de uno de ellos oye decir a su padre que su ella es igual que su hermana a quien siempre ha odiado y alejado de su entorno familiar.
Ambos hermanos forman parte de dos diferentes entornos sociales napolitanos y el acercamiento de la chica interesada en conocer a su tía, dará motivo a nuevas confrontaciones.
Es un libro profundo a la vez que sumamente cómico. Se visualiza fácilmente mientras se lee y de a ratos creemos estar en una película de Pedro Almodovar.
Elena Ferrante se ha convertido en un fenómeno internacional. Tiene cuatro novelas ambientadas en Nápoles: La amiga estupenda (2012), Un mal nombre (2013), Las deudas del cuerpo (2014) y La niña perdida (2015) .
La película llevada al cine bajo el título de La hija oscura o La niña perdida está basada en la novela La hija oscura de 2006.
Una gran agradable sorpresa que me animará a interesarme por otros libros suyos.
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