Elaiza Pozzi

Montevideo, Uruguay.

Elaiza Pozzi (Montevideo, 1967) siempre ha estado vinculada al mundo de la moda al frente de una revista que brindaba información de indumentaria femenina la cual también tenía un sector destinado a difundir eventos relacionados a artistas plásticos.

Producto del avance de los medios virtuales, Pozzi fue investigando nuevas oportunidades para encausar sus inquietudes que no cesaban de agolparse dentro de sus ideas.

Comenzó trabajando en fotografía, algo que se le hacía inmediato partiendo de su revista y luego de una formación artística que llevó a cabo en FAC haciendo los talleres de Fernando López Lage y sumado a la provocación que recibió de su madre Elena Caja también artista plástica, se fue dejando seducir y en forma paulatina fue incorporándose dentro del ámbito artístico.

De carácter inquieto y audaz, Elaiza no ha cesado sus esfuerzos detrás de conseguir manifestar su espíritu artístico.

Hasta ahora había participado en certámenes y muestras colectivas hasta que poco a poco se ha ido dejando atrapar por los pinceles que venía agarrando a modo de relax terapéutico en ejercicios donde se sentía muy cómoda.

Desde hace varios años que Pozzi pasa parte de su tiempo en una casa de campo en José Ignacio donde ha logrado establecer un vínculo con la naturaleza hasta el momento a través de la fotografía, donde viene capturando el campo, el mar, así como los animales autóctonos del lugar fundamentalmente registrando aves de la zona que son atraídas hacia la Laguna Garzón en busca de agua y tranquilidad.

Poco a poco Pozzi fue logrando un vínculo de admiración y respeto por todo el ámbito natural el que fue acompañando con lecturas de análisis filosóficos al respecto.

Las instancias tanto de amaneceres como de atardeceres con los que nos viene deleitando a través de sus fotografías, han sido el perímetro de reflexión para esta muestra que nos invita a recorrer.

Comenzó a partir de hace tres años momento en que recibiera una invitación de Virgina Patrone, curadora de la muestra, para llevar a cabo una muestra de caballete, que es la que actualmente está exhibiendo en la sala Universal en la Ciudad Vieja de Montevideo.

De carácter surrealista, sus pinturas llevadas acabo con acrílico, denotan un aire de ciencia ficción a la vez que no dejan de ser poéticas, dando paso a una esencia claramente artificial donde la naturaleza es la protagonista.

Sus cuadros expresan armonía a la vez que son generadores de inquietantes dudas, donde la artista pone en juego la presencia hegemónica del ser humano dentro de una postura atroponcéntrica.

Las piedras, elemento con gran presencia en nuestras costas oceánicas, ocupan un lugar destacado en las obras de Pozzi generando una visibilidad central en cada obra.

Las rocas son de esta manera, veneradas por la artista con un gran respeto hacia esta manifestación las que a pesar de su rigidez y de apariencia estática también conllevan el ritmo de la naturaleza pautando el entorno.

Este elemento cargado de fuerzas tantos espirituales como generadores de energía y también curativas, han sido motivo de varios artistas entre los cuales podemos citar a Pedro Figari quien también las introdujo en sus pinturas.

Ingresar en la gran sala de Universal con sus paredes corroídas y grandes aberturas que dan paso a la luz natural que inunda el espacio, sumado a las pinturas de Pozzi de gran formato que llevó a cabo en tonos pasteles, nos introducen fácilmente dentro del camino al cual la artista nos quiere guiar para nuestra recapacitación y veneración.

Asimismo en los rincones de la sala la artista depositó arena que el propio viento ha “soplado hasta allí” para crear ese ámbito que Pozzi pretende emular dando cabida a los entornos de la Laguna Garzón.

Se trata de una nueva demostración con la cual Elaiza Pozzi se manifiesta y vale la pena acercarse a visitarla.


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