C10 – Historia del Arte a través de las Mujeres: Yayoi Kusama

En esta semana dentro del programa donde recorremos la Historia del Arte universal analizando a partir de los aportes femeninos, abordamos la obra de Yayoi Kusama.

Nacida en 1929 en Matsumoto, Japón, dentro de una familia burguesa dentro de un ámbito con rasgos misóginos, Yayoi tuvo una infancia muy marcada por sus padres.

Su madre la usaba de espía para controlar las relaciones sexuales que mantenía su esposo con las amantes, habiendo debido ser testigo directo de tales encuentros lo que la marcará para toda su vida.

Asimismo, su madre enfurecida con los relatos de su hija a su regreso, la agredía arremetiendo contra sus pinturas que eran su modo de salvaguardarse de la tensión generada.

Desde niña ha tenido alucinaciones y pesadillas que la llevaron a un combate constante que mantiene hasta el día de hoy a través de su obras de arte.

Su forma de exteriorizar su mundo interno, la llevó a plasmar lunares en pinturas y objetos lo que le generó el título de la “Princesa de los lunares”.

“Mirase por dónde mirase veía lunares, puntos, círculos por todos lados”

Se trata de una de las artistas con mayor visibilidad a nivel internacional. Producto de una encuesta que realizaron los museos en 2014, fue escogida como la artista mas favorita del mundo, la que mas publico atrae a las exposiciones.

A la edad de 28 años se mudó para New York donde se dejó seducir por el Pop Art.

En los 60 solía participar de manifestaciones protestando por situaciones puntuales, donde convocaba a un gran número de asistentes quienes participaban desnudos y a quienes ella cubría con lunares.

Llegó a envinar una carta a Richard Nixon para evitar el avance de las tropas en la guerra de Vietnam que acompañó con una manifestación sobre el puente de Brooklyn.

Adversa al sexo, formó pareja platónica con Joseph Cornell (NYC, 1903-1972) y al fallecimiento de este, decidió regresar a Japón aquejada por su desequilibrio emocional lo que la llevára a internarse en un hospital psiquiátrico donde vive hasta el día de hoy.

Creadora prolífica, intensa e innovadora, fue pionera en varias expresiones artísticas que fueron plagiadas por varios de sus amigos más cercanos como fue el caso de Andy Warhol (1928-1987) y Claes Oldenburg (1929) quienes se aprovecharon de la situación cuando ella regresa a Japón en 1979.

La historia del arte la eliminó de la lista de los artistas del Pop Art hasta que logra su renacimiento a partir de la década de los 80.

Actualmente se desempeña en su taller en Tokio, ubicado frente por frente al hospital, donde trabaja diez horas por día con un grupo de asistentes.

Tiene un manejo del mercado del arte como pocos lo han logrado. Sus obras transitan por las redes con seguidores que la ayudan a divulgar sus obras.

Ha escrito varios libros de poesías, biografías así como más de 20 novelas con reconocimiento literario.

Recientemente en 2020, lanzó una novela gráfica donde relata su vida a través de hechos puntuales que la han marcado en su vida.

Representó a su país en la Bienal de Venecia en 1993 con un despliegue artístico a la altura de su fama.

Sus obras ocupan los principales museos del mundo.

Sus retrospectivas han recorrido todo el mundo y no hay museo que no la quiera.

Tuvimos la oportunidad de ver la primera celebrada en América Latina que se celebró en MALBA en Buenos Aires en 2013 y que luego recorrió países como Brasil, Chile y México, acabando su gira en el Museo Rufino Tamayo donde consolidó su éxito arrollador.

Es diseñadora de su propia ropa así como también para la firma Louis Vuitton donde realiza prendas y accesorios.

Su principal galerista es David Zwirner (Colonia, Alemania, 1964), básicamente el marchante más destacado del mundo, con sedes en New York, Londres, Hong Kong y Paris, siendo asiduo veraneante de José Ignacio donde construyó una casa que ocupa con su familia.

La obsesión de Kusama por el lunar proveniente de su mundo virtual donde habita en su propia dimensión, la ha llevado a realizar sus obras mas destacadas como son los “Infinity Mirrow Room”.

Allí trabaja en habitaciones contiguas que reviste con espejos creando una sensación placentera a la vez que dé inseguridad para el espectador, que al ingresar queda embelesado al mismo tiempo que paralizado.

Una de sus obras que vendiera al inicio de su carrera en u$ 75 a Donald Judd, se remató en Christie’s en 2014 a u$ 7:1.

Permanente activista y prolífica trabajadora, en 2017 abrió su propio museo en el distinguido barrio de Shinjuku en Tokio, compuesto por cinco plantas. Su público forma largas filas diariamente para visitarlo, con un lapso máximo autorizado de 45 segundos dentro de sus «Infinity Rooms.”

Ganadora de los principales premios a nivel internacional, su obra denota un claro manejo de cordura que nada tiene que ver con sus desequilibrios emocionales. Podríamos decir que se trata de la “Vincent van Gogh” del SXXI.


Publicado

en

por

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *